1. LOS DERECHOS ANIMALES COMO ABOLICIÓN
Para entender la relación entre los humanos y los no humanos, debemos distinguir entre nuestro uso de los animales y nuestro trato de los animales. Estos aspectos son diferentes porque el hecho de utilizar animales para cualquier fin difiere de la cuestión de cómo los tratamos. Por ejemplo, la cuestión de si es moralmente aceptable comer animales no tiene que ver con cómo tratamos a esos animales, si los criamos en ganaderías intensivas o en condiciones “de libertad”. Nuestro uso de los animales es una cuestión distinta a la de si los tratamos de forma “humanitaria” o “cruel.”
El bienestar animal tiene que ver con el trato de los animales y se centra en la legislación de la explotación animal. El bienestar animal se basa en la idea de que es aceptable utilizar a los no humanos siempre y cuando los tratemos de forma “humanitaria”.
La teoría de los Derechos Animales, tal como la presentamos en esta web, tiene que ver con el uso de los animales, y se centra en su abolición, en lugar de en la regulación de este. No existe justificación alguna para usar a animales no humanos para nuestros propios fines. Además, siempre y cuando los animales sigan siendo propiedad de los humanos, los criterios de bienestar animal serán incapaces de proteger adecuadamente los intereses de los animales. En resumen, la visión que presentamos se basa en la idea de que los seres sintientes deberían tener al menos un derecho: el derecho a no ser tratados como propiedad. Si reconocemos este derecho, nos vemos obligados a acabar con la explotación animal. Dejaríamos de traer al mundo a animales no humanos domesticados para ser usados por el ser humano.
2. LA IMPORTANCIA DE LA SINTIENCIA
El enfoque descrito en esta web requiere únicamente que los no humanos sean sintientes —es decir, que tengan conciencia subjetiva— para poder disfrutar del derecho a no ser tratados como recursos. No es necesario que los no humanos tengan una racionalidad parecida a la de los humanos ni ninguna otra característica cognitiva semejante para poder ser miembros de la comunidad moral. Este enfoque rechaza la posición adoptada por algunos defensores de los animales, según la cual los grandes simios y otros animales son más importantes y merecen mayor protección moral o legal por mostrar características similares a las de los humanos.
3. EL VEGANISMO COMO ABOLICIÓN
Muchos defensores de los animales adoptan la posición de que no es necesario que el veganismo sea uno de los principios básicos del movimiento de los derechos animales. Algunos defensores de los animales argumentan que podemos ser “omnívoros conscientes” si comemos carne animal y otros productos animales siempre y cuando hayan sido producidos de forma supuestamente “humanitaria”.
Esta web también aspira a dejar claro que la base de un movimiento sobre los derechos de los animales es el veganismo. Si los animales tienen valor moral y no son cosas que existen como recursos para los humanos, entonces no podemos justificar comerlos, usarlos para vestimenta, ni usarlos en general.
El veganismo no es solo una cuestión dietética; es un compromiso moral y político con la abolición de la explotación animal a nivel individual y va más allá de la comida, afectando a la ropa y otros productos, así como a otras acciones y elecciones personales. Es importante reconocer que, al igual que un abolicionista de la esclavitud humana no puede continuar utilizando esclavos, un abolicionista de la esclavitud animal no puede continuar consumiendo o utilizando productos de origen animal.
4. LA ABOLICIÓN COMO NO-VIOLENCIA
La posición de los derechos de los animales constituye un rechazo total a la violencia. Es la mayor afirmación posible de la paz. El movimiento de los derechos animales representa la progresión lógica de este movimiento que busca la paz entre humanos. El movimiento de los derechos de los animales pretende dar un paso más y conseguir la paz entre humanos y no humanos.
La violencia implica tratar a los otros como medios para obtener un fin, en lugar de como fines en sí mismos. Cuando actuamos con violencia hacia otros —ya sean humanos o no humanos— ignoramos su valor intrínseco. Los tratamos sólo como objetos que no tienen más valor que el que les asignamos. Esto es lo que lleva a las personas a cometer crímenes violentos contra las personas negras, las mujeres y los gays y lesbianas. Es lo que nos lleva a tratar a los demás animales como mercancías, como recursos que existen sólo para nuestro uso y disfrute. Todo esto es erróneo y debe ser rechazado.