¿Deberíamos alimentar a nuestros perros y gatos con una dieta vegana?

La domesticación es moralmente injustificable y debemos dejar de traer animales domesticados, incluyendo perros y gatos, a la existencia. Con respecto a los perros y gatos que existen ahora, tenemos la obligación moral de cuidarlos. Después de todo, ellos no pidieron venir a un mundo en el que no encajan; están aquí debido a nuestro fracaso moral colectivo.

Debemos alimentar a nuestros perros y gatos con una dieta vegana. Los perros no suponen un problema. Muchas personas han estado alimentando a sus perros con comida vegana durante décadas y han prosperado.

¿Qué pasa con los gatos? Hay mucha gente que cuida a gatos que viven bien siguiendo una dieta vegana. No todos lo hacen. Entonces, ¿cuál es la solución? ¿Que matemos a los gatos? ¿Que les permitamos vagar sin rumbo para que puedan matar a otros animales? ¿Eso nos libera de la responsabilidad moral? De seguro, estas no son las respuestas.

Este problema es un problema que nosotras/os hemos creado. ¿Es moralmente justificable alimentar con carne a gatos que morirían sin ella? No, no lo es. ¿Es moralmente excusable? Puede muy bien serlo si hemos agotado todas las otras posibilidades. ¿No sabes la diferencia entre justificación y excusa? Entonces, por favor, escucha:

http://www.abolitionistapproach.com/follow-up-to-pets-comm…/

La domesticación crea todo tipo de problemas morales. Si crees que podemos solucionarlos todos, estás equivocada/o. No podemos. Pero podemos intentar cambiar el paradigma hacía una dirección completamente diferente. Y de eso es de lo que trata la abolición.

Por cierto, si tú no eres vegana/o pero te preocupan los gatos veganos, entonces simplemente estás buscando una excusa para no ser vegana/o. Tú puedes elegir; el gato no.

Por supuesto que la cantidad de sufrimiento animal inherente a nuestro uso de animales es terrible, y no deberíamos usar animales para propósitos “frívolos”, como el entretenimiento, pero ¿cómo se puede esperar que las personas dejen de comer productos de origen animal?

En muchos sentidos, esta es una pregunta apropiada para concluir nuestra discusión porque la pregunta en sí misma revela más acerca de la historia de la relación humano/animal que cualquier teoría, y demuestra nuestra confusión sobre asuntos morales en general.

A muchos humanos les gusta comer productos de origen animal. Disfrutan de ello tanto que les resulta difícil desapegarse cuando consideran cuestiones morales sobre los animales. Pero el análisis moral requiere, como mínimo, que dejemos nuestros obvios sesgos aparte. La agricultura animal es la fuente más importante de sufrimiento animal en el mundo de hoy, y no hay absolutamente ninguna necesidad de ello. De hecho, la agricultura animal tiene efectos ambientales devastadores, y un creciente número de profesionales de la salud afirman que la carne y los productos de origen animal son perjudiciales para la salud humana. Podríamos vivir sin matar animales y podríamos alimentar a más seres humanos del mundo -los seres que siempre pretendemos cuidar cuando tratamos de justificar la explotación animal- si abandonáramos por completo la agricultura animal.

El deseo de comer productos de origen animal ha nublado algunas de las mentes más brillantes de la historia humana. Charles Darwin reconoció que los animales no eran cualitativamente diferentes de los humanos y que poseían muchas de las características que alguna vez se pensó que eran únicamente humanas, pero continuó comiéndoselos. Jeremy Bentham argumentó que los animales tenían intereses moralmente significativos porque podían sufrir, pero también continuó comiéndolos.

Los viejos hábitos pueden ser difíciles, pero eso no significa que estén moralmente justificados. Es precisamente en situaciones en las que entran en juego cuestiones morales y fuertes preferencias personales que debemos ser más cuidadosos en pensar con claridad. Sin embargo, como muestra el ejemplo del consumo de productos de origen animal, a veces nuestras preferencias brutas determinan nuestro pensamiento moral, y no a la inversa. Muchas personas me han dicho: “Sí, sé que es moralmente malo comer carne, pero me encantan las hamburguesas”.

Lamentablemente para aquellos que les gusta comer productos de origen animal, esto no es un argumento, y el gusto por ellos de ninguna manera justifica la violación de un principio moral. Nuestra conducta simplemente demuestra que, a pesar de lo que decimos sobre la importancia moral de los intereses de los animales, estamos dispuestos a ignorar esos intereses siempre que nos beneficiemos de hacerlo, incluso cuando el beneficio no sea más que nuestro placer o conveniencia.

Si nos tomamos la moralidad en serio, debemos enfrentarnos a lo que dicta: si es incorrecto que Juan torture a perros por placer, entonces es moralmente incorrecto que comamos productos de origen animal.

¿La posición de los derechos de los animales representa una visión “religiosa”?

No, no necesariamente, aunque la idea de que no debemos tratar a los animales como cosas ciertamente está presente en algunos sistemas religiosos principalmente no occidentales, como el jainismo, el budismo y el hinduismo. La ironía es que la noción de superioridad humana utilizada para justificar la agricultura animal, la vivisección y otras prácticas a menudo representan una posición religiosa. En su mayor parte, la tradición judeocristiana no solo ha respaldado la visión de los animales como cosas, sino que ha sido un soporte primario de la noción de superioridad humana hacia los animales y del derecho de los humanos a usar animales como recursos. Vimos, por ejemplo, que la noción occidental moderna de los animales como propiedad se puede rastrear directamente hasta una interpretación particular del Antiguo Testamento, según la cual Dios creó a los animales como recursos para el uso humano. Los argumentos a favor de la distinción cualitativa entre humanos y animales a menudo descansaban en nada más que la supuesta superioridad dada por Dios a los humanos, que a su vez descansaba en la buena suerte de los humanos de haber sido hechos “a imagen y semejanza de Dios”.

La posición de los derechos de los animales articulada en esta página no se basa en ninguna creencia teológica; solo requiere una simple aplicación del principio de igual consideración. Los humanos no poseen ninguna característica especial, ni están libres de ningún defecto que atribuyan a los animales.

¿No es el hecho de que los animales deban tener el derecho básico a no ser considerados nuestros recursos una cuestión de opinión? ¿Qué derecho tiene alguien a decir que otra persona no debe comer carne u otros productos de origen animal o cómo deben tratar a los animales?

Los derechos de los animales no son más una cuestión de opinión que cualquier otro asunto moral. Esta pregunta es lógica y moralmente indistinguible de preguntar si la moralidad de la esclavitud humana es una cuestión de opinión. Hemos decidido que la esclavitud es moralmente condenable, no como una cuestión de mera opinión, sino porque implica tratar a los seres humanos que son esclavos exclusivamente como recursos de los demás y los degrada a la condición de cosas, privándoles así de valor moral.

La noción de que los derechos de los animales son una cuestión de opinión está directamente relacionada con el estatus de los animales como propiedad del ser humano; esta pregunta, como la mayoría de las demás aquí, asume la legitimidad de considerar a los animales como cosas que existen únicamente como medios para fines humanos. Debido a que consideramos a los animales como nuestra propiedad, creemos que tenemos el derecho a valorarlos de la manera que consideremos apropiada. Sin embargo, si no tenemos justificación moral para tratar a los animales como nuestra propiedad, entonces el hecho de si deberíamos comer productos de origen animal, usar animales en experimentos, o imponerles dolor y sufrimiento por deporte o entretenimiento no es más una cuestión de opinión de lo que lo es el estatus moral de la esclavitud humana.

Además, mientras los animales sean tratados como propiedad, seguiremos pensando que lo que constituye un trato “humanitario” para nuestra propiedad animal realmente es una cuestión de opinión porque cada persona decide cuánto valen sus bienes. De la misma manera que tenemos opiniones sobre el valor de otras cosas que tenemos, podemos tener opiniones sobre el valor de nuestra propiedad animal. Aunque el valor que otorguemos a nuestra propiedad puede ser demasiado alto o demasiado bajo en relación con su valor de mercado, esto generalmente no se cuestiona moralmente. Así que cuando María critica a Juan porque golpea a su perro regularmente con el fin de asegurarse de que su perro sea un perro guardián feroz y eficaz, Juan está perfectamente justificado al contestar a María que la valoración de su propiedad no es una cuestión de moralidad, sino una cuestión de su derecho a la propiedad.

Por otro lado, esta pregunta se relaciona con un tema del que se habla en la Introducción, la postura de que la moralidad es relativa, que es una cuestión de conveniencia o convención, sin ninguna afirmación válida en relación a una verdad objetiva. Si este fuera el caso, entonces la moralidad del genocidio, de la esclavitud humana o del abuso sexual infantil no serían más que asuntos de opinión. A pesar de que es cierto que las proposiciones morales no se pueden demostrar de la manera en que podemos demostrar las proposiciones matemáticas, esto no significa que “todo vale”. Algunas opiniones morales están mejor argumentadas que otras, y algunas opiniones morales “encajan” mejor con otras opiniones que mantenemos. La opinión de que podemos tratar a los animales como cosas simplemente porque nosotros somos humanos y ellos no es especismo puro y duro. La opinión de que no deberíamos tratar a los animales como cosas es consistente con nuestra noción general de que los animales tienen intereses moralmente signiticativos. No tratamos a otros humanos como recursos de los demás; hemos abolido la institución de la propiedad humana. Hemos visto que no hay una razón moralmente sólida para tratar a los animales de manera diferente en lo que se refiere al derecho de no ser tratado como un objeto, y que la postura de los derechos de los animales no significa que no podamos preferir a un humano antes que a un animal en situaciones de verdadera emergencia o conflicto donde no hemos creado ese conflicto previamente al violar el principio de igual consideración.

Si los animales tienen derechos, ¿no significa eso que deberíamos penalizar la matanza de animales de la misma manera que penalizamos la matanza de humanos?

No, claro que no. Es cierto que si nosotros, como sociedad, realmente le otorgamos importancia moral a los intereses de los animales y reconocemos nuestra obligación de abolir y no simplemente regular la explotación animal, probablemente incorporemos esa visión en las leyes penales que prohíben y castigan formalmente el uso de los animales como recursos. Pero eso no significa que debamos castigar el asesinato de un animal por un humano exactamente de la misma manera que castigamos el asesinato de un humano por otro humano. Por ejemplo, nuestro reconocimiento de que los animales tienen un valor moral no requiere que procesemos por homicidio involuntario a alguien que, mientras conduce imprudentemente, golpea a un mapache. El enjuiciamiento de humanos que matan a otros humanos sirve para muchos propósitos que no son relevantes para los animales. Por ejemplo, los procesos penales permiten que las familias de las víctimas de delitos experimenten algún tipo de cierre emocional, y aunque existe evidencia etológica de que muchos animales no humanos experimentan dolor por la pérdida de familiares o miembros del grupo, un juicio penal no sería significativo para ellos.

¿Es probable que la búsqueda de un trato de los animales más “humanitario” con el tiempo conduzca al reconocimiento de que los animales tienen el derecho básico a no ser tratados como cosas, y la consecuente abolición del uso institucionalizado de los animales?

No, no es probable. Las leyes anticrueldad, que requieren un trato humanitario de los animales, han sido populares en los Estados Unidos y Gran Bretaña durante más de cien años, y estamos utilizando a más animales y de una manera más horrible que nunca. Claro, ha habido algunos cambios. En algunos lugares, como Gran Bretaña, los terneros obtienen más espacio y cierta interacción social antes de ser sacrificados; en algunos estados de los Estados Unidos, los cepos están prohibidos y los animales utilizados para productos de peletería son atrapados con trampas “acolchadas” o criados en pequeñas jaulas de alambre antes de ser gaseados o electrocutados. Según la Ley federal de bienestar animal, se supone que los primates reciben algo de estimulación psicológica mientras los usamos en horrendos experimentos en los que los infectamos con enfermedades o tratamos de determinar cuánta radiación pueden soportar antes de que se vuelvan disfuncionales. Algunas prácticas como las peleas de animales han sido prohibidas, pero, como he argumentado, tales prohibiciones nos dicen más sobre la jerarquía de clases y los prejuicios que sobre nuestra preocupación moral por los animales. Con todo, los cambios que hemos presenciado como resultado de las leyes de bienestar animal no son más que escaparatismo.

Esto no debería sorprendernos. Las leyes anticrueldad asumen que los animales son propiedad del ser humano, y es en este contexto en el que ocurre el supuesto equilibrio de intereses humanos y animales. Pero como vimos, no podemos realmente equilibrar los intereses de los propietarios con los de sus propiedades porque la propiedad no puede tener intereses que puedan protegerse contra el propietario. El principio del trato humanitario, tal como se aplica a través de las leyes de bienestar animal, no hace más que exigir que los propietarios de los animales les otorguen el nivel de cuidado que sea necesario para el objetivo particular para el que se los usa, y no más. Si estamos utilizando animales en experimentos, deben recibir el nivel de cuidado, y no más, que el que se requiere para producir datos válidos. Si utilizamos animales criados con el objetivo de hacer abrigos de piel, deben recibir el nivel de cuidado que se requiere para producir abrigos que sean suaves y brillantes, y no más. Si criamos animales para alimento, esos animales deberían recibir el nivel de cuidado que se requiere para producir carne que se pueda vender a un precio particular para satisfacer una demanda particular, y no más. Si estamos utilizando a perros para proteger nuestra propiedad, debemos proporcionarles el nivel de cuidado que se requiere para mantener a los perros para ese propósito. Mientras le demos al perro la comida, el agua y el refugio mínimos -un perro muerto no cumpliría su objetivo- podemos amarrar a ese perro con una correa de tres pies y podemos pegarle, incluso enérgicamente, con fines “disciplinarios”.

Afirmamos reconocer que el interés de los animales en no sufrir es moralmente significativo, pero nuestras prácticas con los animales desmienten esa afirmación. Si realmente queremos respetar los intereses morales de los animales, entonces debemos abolir la explotación animal institucionalizada y no simplemente regular el uso de los animales a través de medidas de bienestar animal que asumen la legitimidad del estatus de los animales como propiedad.

Si adoptamos una dieta vegana, inevitablemente los animales se verán perjudicados cuando plantamos vegetales, y ¿cuál es la diferencia entre criar y matar animales para alimentarlos y matarlos involuntariamente como parte de una agricultura basada en plantas?

Cuando cultivamos, inevitablemente desplazaremos y posiblemente mataremos a animales inteligentes al plantar vegetales. Sin embargo, de seguro, hay una diferencia significativa entre criar y matar animales para alimentarse y dañarlos involuntariamente en el transcurso de la plantación de vegetales, una actividad que en sí misma tiene la intención de prevenir la matanza de seres conscientes.

Para entender este punto, considere el siguiente ejemplo. Construimos carreteras. Permitimos que las personas conduzcan automóviles. Sabemos, como asunto estadístico, que cuando construimos una carretera, algunos humanos -no sabemos quiénes son de antemano- serán perjudicados como resultado de accidentes de coche. Sin embargo, existe una diferencia moral fundamental entre la actividad que tiene el daño humano como una consecuencia inevitable pero involuntaria y el asesinato intencional de seres humanos en particular. Del mismo modo, el hecho de que los animales puedan ser dañados como consecuencia involuntaria de la plantación de vegetales, incluso si no usamos productos químicos tóxicos e incluso si prestamos gran atención para evitar dañar a los animales, no significa que sea moralmente aceptable matar intencionalmente a los animales.

Además, dado que se necesita una gran cantidad de vegetales para producir un kilo de proteína vegetal, en realidad matamos a más animales en la producción de cultivos cuando alimentamos a los animales con esos cultivos en lugar de consumirlos directamente. Entonces, una dieta vegana es responsable de muchas menos muertes involuntarias y accidentales.

Una pregunta relacionada es: ¿por qué las plantas no tienen derechos dado que están vivas? Esta es una pregunta que todo vegano recibe en compañía de alguien novegano. Estos noveganos pueden ser seres racionales e inteligentes, pero cuando se enfrentan a una persona vegana, la incomodidad con su dieta a menudo sale a la superficie en forma de actitud defensiva.

Nadie realmente piensa que las plantas son lo mismo que los seres no humanos sensibles. Si me comiera tu tomate o tu perro, no los considerarías actos similares. Por lo que sabemos, las plantas no son conscientes. No son conscientes y no pueden experimentar dolor. Las plantas no tienen sistemas nerviosos centrales, endorfinas, receptores para las benzodiazepinas o cualquiera de los otros indicios de sintiencia. Las plantas no tienen intereses; los animales sí.

¿Cómo puedo saber si un producto es vegetal?

Leer la lista de ingredientes no siempre es suficiente para determinar si un producto es vegetal:

  • Muchos componentes alimenticios, cosméticos y de ropa usan nombres que no dejan claro si son de origen animal.
  • Muchos microingredientes pueden fabricarse a partir de fuentes de origen vegetal o animal. Los glicéridos, la L-cisteína, la lecitina e ingredientes similares, por ejemplo, pueden ser de origen animal o vegetal.
  • Los aromatizantes naturales, las especias, los condimentos, los colorantes y otros ingredientes aparentemente inocuos, incluso las vitaminas, pueden contener productos de origen animal o derivar de fuentes animales.
  • Muchos productos usan ingredientes de origen animal durante su procesamiento, incluso si el producto final no contiene productos de origen animal. El azúcar de caña, por ejemplo, se blanquea en muchas partes de los Estados Unidos y en otras partes del mundo utilizando carbón de huesos de animales. El alcohol, como el vino tinto y la cerveza, a menudo se filtran con albúmina de huevo o con isinglass (derivados de vejigas de pescado).
  • Las palabras “sintético”, “falso”, “natural”, “orgánico” y otras similares no garantizan que un producto sea libre de explotación animal.

Los siguientes, sin embargo, son algunos de los ingredientes más comunes que casi siempre son derivados de fuentes animales:

Albumen
Ámbar gris
Carmín
Caseína
Gelatina
Cola de pescado
Lanolina
Pepsina
Propóleos
Sebo
Suero

Además, que un producto sea vegetal en un lugar, no garantiza que sea vegetal en otro. Comprobar la fuente de los microingredientes con el fabricante local de un producto es la mejor manera de determinar la fuente.

Muchos cereales en los Estados Unidos, por ejemplo, están fortificados con vitamina D3 de origen animal. Este no es el caso en muchos otros países, incluso cuando la marca de cereal es la misma. Un producto puede ser endulzado con jarabe de maíz con alto contenido de fructosa en los Estados Unidos, con azúcar de caña en Canadá y con azúcar de remolacha en Gran Bretaña.

Incluso un mismo producto en un mismo país puede ser problemático. Por ejemplo, el mismo producto en los Estados Unidos puede endulzarse con azúcar animal blanqueado con carbón vegetal un mes, y con azúcar de caña blanqueado usando otro método otro mes, dependiendo de cómo la compañía obtenga su azúcar.

También es importante consultar con el fabricante local en lugar de con la empresa matriz. Muchos productos comerciales también se producen bajo licencia internacional. Un producto puede ser fabricado y distribuido por una compañía completamente diferente, de un país a otro. Si contactas con la oficina principal o corporativa de un país diferente pueden proporcionarte una información incorrecta.

En resumen, si no conoces todos los ingredientes de un producto o no estás seguro de si esos ingredientes implican un uso de animales que es factible y posible evitar, tienes una buena razón para consultarlo con el fabricante o no utilizarlo.

¿Cuáles son las recomendaciones dietéticas comunes para las personas veganas?

Las necesidades nutricionales de los individuos varían y la comprensión científica de la nutrición continúa evolucionando. La recomendación que se mantiene por las organizaciones de salud y de dietética es que las personas veganas deben (1) asegurar la ingesta adecuada de calorías en función de su edad, sexo, estilo de vida, etc., y (2) comer una dieta variada con alimentos ricos en calcio, hierro, vitamina D, vitamina B12, zinc y otros nutrientes. La siguiente lista no es completa:

  • Proteína: Las fuentes vegetales de proteína incluyen la soja y los productos derivados del trigo (como el tofu, el tempeh y el seitán), judías, frijoles, lentejas, nueces y semillas. (1)
  • Calcio:  Las fuentes vegetales de calcio incluyen el tofu, la col rizada, el nabo, las berzas, las hojas de mostaza, el bok choy (col china), las semillas de sésamo, el tahíni y la melaza negra. (2)
  • Hierro: Las fuentes vegetales de hierro incluyen varias judías, tofu, espinacas, pasas y la melaza negra. (3)
  • Zinc: Las fuentes vegetales de zinc incluyen los frijoles, anacardos, garbanzos, semillas de sésamo, tahini y las semillas de calabaza. (4)
  • Vitamina D. ¡Las fuentes de vitamina D incluyen la luz solar! Pero también los champiñones crecidos con luz solar y los alimentos fortificados con Vitamina D2. (5) Ten en cuenta que, sin embargo, la mayoría de fuentes de Vitamina D3 no provienen de plantas.
  • Vitamina B12. Las fuentes de B12 incluyen las leches de soja, arroz y nueces fortificadas con B12, los cereales del desayuno y otras comidas, así como la levadura nutricional. (6)
  • Ácidos Grasos Omega-3. Las fuentes de Omega-3 incluyen semillas de lino, nueces, soja, canola y aceite de soja, entre otros. (7)

Los alimentos integrales son una buena fuente de nutrición variada. No obstante, vale la pena señalar que una taza de muchas de las marcas comunes de leches vegetales fortificadas proporciona el 45% de calcio, el 30% de vitamina D y el 50% de vitamina B12 de los requerimientos de la ingesta diaria.

Muchos cereales están fortificados en América y España. Sin embargo, la fortificación de los cereales, leches vegetales y otros alimentos varía según la marca y la región. Muchos productos no se enriquecen en absoluto. Asegúrate de verificar la información nutricional en la etiqueta.

Los suplementos de B12, Ácidos grasos Omega-3 y otras vitaminas y minerales están disponibles. Las pruebas de sangre a través de tu médico pueden ayudarte a determinar si estás recibiendo suficiente cantidad de hierro, B12 u otras preocupaciones que puedas tener con el tiempo. La orientación nutricional general no debe reemplazar la consulta con un profesional de la salud apropiado para discutir tus necesidades dietéticas si tienes alguna preocupación.

  1. Ver http://www.mayoclinic.org/healthy-living/nutrition-and-healthy-eating/in-depth/vegetarian-diet/art-20046446?pg=2
  2. Ver http://ods.od.nih.gov/factsheets/calcium#h2
  3. Ver http://ods.od.nih.gov/factsheets/Iron-HealthProfessional#h2
  4. Ver http://ods.od.nih.gov/factsheets/Zinc-HealthProfessional#h3
  5. Ver http://ods.od.nih.gov/factsheets/VitaminD-HealthProfessional
  6. Ver http://ods.od.nih.gov/factsheets/VitaminB12-HealthProfessional#h3
  7. Ver http://www.mayoclinic.org/healthy-living/nutrition-and-healthy-eating/in-depth/vegetarian-diet/art-20046446?pg=2

¿Es necesario comer productos de origen animal para estar saludable?

Muchas organizaciones de salud de todo el mundo, incluida la American Dietetic Association, han afirmado que una dieta vegana bien planificada puede ser saludable. En un documento de 2009, la Asociación Dietética Estadounidense indicó que:

“La posición de la Asociación Dietética Estadounidense es que las dietas vegetarianas planificadas adecuadamente, incluidas las dietas totalmente vegetarianas o veganas, son saludables, nutricionalmente adecuadas y pueden proporcionar beneficios para la salud en la prevención y tratamiento de ciertas enfermedades. Las dietas vegetarianas bien planificadas son apropiadas para las personas durante todas las etapas del ciclo de vida, incluyendo el embarazo, la lactancia, la infancia, la infancia y la adolescencia, y para los atletas “. (1)

Cualquier dieta desequilibrada e insalubre puede provocar problemas de salud. La planificación y el equilibrio son importantes también para las personas veganas. Es posible ser vegana/o y no estar saludable, pero el hecho persiste: puedes mantenerte saludable con una dieta vegana bien planificada.

Para mayor confirmación e información:

  1. Journal of the American Dietetic Association, July 2009. 109(7): 1266- 1282.